6. Oftalmología

Coordinador: Dr. Jaime Lozano Alcázar


Ojo rojo, diagnóstico diferencial

Dra. Carolina Orea Ortega


El ojo rojo es una de las entidades oftalmológicas más comunes en el entorno de atención primaria. La inflamación de casi cualquier parte del ojo puede provocar hiperemia y aunque muchas de las causas son relativamente benignas y autolimitadas, existen varias afecciones asociadas con una alta morbilidad que pueden poner en peligro la visión, por lo que es crucial saber identificar cuándo derivar a los pacientes a un oftalmólogo.1-3

Concepto de ojo rojo

El “ojo rojo” es un término que engloba un conjunto de entidades clínicas que producen inflamación, caracterizadas por la presencia de hiperemia localizada o difusa. Esta inyección vascular (vasos conjuntivales, epiesclerales o esclerales) traduce patología del segmento anterior, es decir, de las estructuras situadas por delante del diafragma iridocristaliniano. Las estructuras implicadas en el proceso patológico pueden ser: conjuntiva, córnea, epiesclera, esclera, iris y cuerpo ciliar. En general, estas entidades cursan con una tríada sintomática del segmento anterior: lagrimeo, fotofobia y blafaroespasmo.

Clasificación clínica

Ya que el ojo rojo engloba una gran variabilidad de cuadros clínicos, hacer una clasificación nos ayudará a llegar a la etiología de manera más precisa, y basándonos en la sintomatología referida en la anamnesis ocular, podemos diferenciar dos grupos (Cuadro 3).

Cuadro 3.  Clasificación general de ojo rojo
Clasificación Síntomas Patologías
Ojo rojo NO doloroso Picor, escozor, ardor o sensación de cuerpo extraño
Agudeza visual conservada
Hemorragia subconjuntival
Conjuntivitis (viral, alérgica y bacteriana)
Epiescleritis
Ojo rojo doloroso Dolor ocular moderado a severo
Agudeza visual conservada o disminuida
Escleritis
Queratitis
Uveítis anterior
Glaucoma agudo
Elaboración: Dra. Carolina Orea Ortega.

Ojo rojo NO doloroso

La sintomatología se caracteriza por comezón, escozor, ardor o sensación de cuerpo extraño ocular, no asociado a disminución de la agudeza visual. Estos síntomas acompañan a cuadros clínicos generalmente de naturaleza benigna.

Ojo rojo doloroso

En este caso la sintomatología se caracteriza por dolor ocular moderado a severo, que puede irradiarse a la zona periorbitaria. Es sumamente importante diferenciar el dolor de la sensación de cuerpo extraño, ardor o prurito, sintomatología subjetiva que el paciente refiere como “dolor”. Si se asocia con disminución de la agudeza visual es indicativo de una patología ocular más severa y seguramente grave.

A continuación haremos una breve descripción del cuadro clínico y evaluación de cada una de las patologías más comunes asociadas a ojo rojo mencionadas anteriormente.

Hiposfagma o hemorragia subconjuntival

Es una colección hemática subconjuntival producida por ruptura de los vasos conjuntivales o epiesclerales profundos de la conjuntiva hacia el espacio subconjuntival Figura 49. Puede ser espontánea, relacionada con traumas oculares directos, maniobras de Valsalva (tos, estornudos, vómito, esfuerzos en el parto), cambios bruscos de temperatura o puede ser un signo de hipertensión arterial, aterosclerosis, fragilidad capilar, terapia anticoagulante y discrasias sanguíneas.1,4,5

Figura 49

Hiposfagma. Paciente con trauma ocular por estallido de cuete, presenta una hemorragia claramente demarcada que impide la visualización de las estructuras subyacentes.

Hiposfagma. Paciente con trauma ocular por estallido de cuete, presenta una hemorragia claramente demarcada que impide la visualización de las estructuras subyacentes. Fuente: cortesía del archivo fotográfico del departamento de Córnea, Fundación Hospital Nuestra Señora de la Luz.



El paciente suele presentar un ojo rojo indoloro que no tiene ningún efecto en la visión ni en la integridad ocular, tomará aproximadamente 12 a 21 días para resolverse y dependerá de la cantidad de sangre acumulada en el espacio subconjuntival.

Conjuntivitis

Se refiere a la inflamación de la conjuntiva y es la causa más común de ojo rojo.1-3,5 Las etiologías más comunes de conjuntivitis aguda (menos de 4 semanas) son:

Epiescleritis

La epiescleritis es generalmente una afección inflamatoria benigna de la epiesclera que involucra sólo el tejido epiescleral superficial que recubre la esclera.1-4 Se presenta con mayor frecuencia en adultos jóvenes. La etiología es idiopática en el 70% de los casos o asociada a enfermedades sistémicas y procesos infecciosos (30%): atopia, acné rosácea, sarcoidosis, sífilis, virus herpes zóster, artritis reumatoide, etcétera.

La visión no se ve afectada y la secreción, si está presente, casi siempre es acuosa. En la exploración se observan áreas focales de enrojecimiento en lugar de un proceso difuso. Esta entidad requiere la valoración oftalmológica, ya que puede plantear problemas de diagnóstico diferencial con un cuadro de escleritis.

Escleritis

La escleritis se define como la inflamación de la esclera y según su localización puede dividirse en anterior (nodular, difusa o necrosante) [Figuras 53 a 55] y posterior.1-4

Figura 53

Escleritis nodular.

Escleritis nodular. Fuente: cortesía del archivo fotográfico del departamento de Enfermedades Inflamatorias, Fundación Hospital Nuestra Señora de la Luz.



Figura 54

Escleritis difusa.

Escleritis difusa. Fuente: cortesía del archivo fotográfico del departamento de Enfermedades Inflamatorias, Fundación Hospital Nuestra Señora de la Luz.



Figura 55

Escleritis necrosante. Adelgazamiento de la esclera con exposición del tejido uveal.

Escleritis necrosante. Adelgazamiento de la esclera con exposición del tejido uveal. Fuente: cortesía del archivo fotográfico del departamento de Enfermedades Inflamatorias, Fundación Hospital Nuestra Señora de la Luz.



El rasgo característico es el dolor ocular intenso que puede irradiarse al oído, cuero cabelludo, cara y mandíbula, y puede ser tan grave que despierte al paciente del sueño o cause un deterioro significativo en sus actividades diarias.6

El enrojecimiento puede ser focal o difuso, unilateral o bilateral, puede afectar gravemente la visión y la integridad del globo ocular si se presenta la forma anterior necrosante o posterior, puede estar asociada con una enfermedad vascular o del tejido conectivo potencialmente mortal (artritis reumatoide, poliangitis granulomatosa ―antes granulomatosis de Wegener―, poliarteritis nodosa, etcétera), por lo que el diagnóstico de escleritis requiere una derivación inmediata a un oftalmólogo.6

Queratitis

La queratitis es la inflamación de la córnea, puede deberse a diversas causas y es la respuesta tisular producida tras la agresión ambiental, de agentes patógenos externos o bien, mediada inmunológicamente.2-5

Las causas de las queratitis son múltiples, siendo las más frecuentes:

Las queratitis son siempre potencialmente graves por el deterioro visual que pueden ocasionar, por lo que ante la sospecha de queratitis siempre debe enviarse al paciente a valoración oftalmológica inmediata.7

Uveítis anterior

La uveítis anterior, llamada iridociclitis, implica inflamación de la porción anterior del tracto uveal: iris y cuerpo ciliar, de origen etiopatogénico múltiple. Constituye la forma más frecuente de inflamación intraocular.

A menudo se presenta repentinamente con un ojo rojo y doloroso acompañado de fotofobia, visión borrosa, córnea opaca, dolor intenso que empeora con los movimientos oculares; la pupila puede ser irregular y la respuesta a la luz es lenta en comparación con el ojo no involucrado (Figura 59).3-5 Si la inflamación es severa, puede observarse un nivel de hipopión (acumulación blanco amarillenta de leucocitos en la cámara anterior) [Figura 60].

Figura 59

Uveítis anterior. Inyección ciliar y opacidad corneal por depósitos retroqueráticos.

Uveítis anterior. Inyección ciliar y opacidad corneal por depósitos retroqueráticos. Fuente: cortesía del archivo fotográfico del departamento de Enfermedades Inflamatorias, Fundación Hospital Nuestra Señora de la Luz.



Figura 60

Uveítis anterior. Hipopión inferior (acumulación blanco amarillenta de leucocitos en la cámara anterior).

Uveítis anterior. Hipopión inferior (acumulación blanco amarillenta de leucocitos en la cámara anterior). Fuente: cortesía del archivo fotográfico del departamento de Enfermedades Inflamatorias, Fundación Hospital Nuestra Señora de la Luz.



Su importancia radica en el compromiso visual que puede originar, y ya que puede ser consecutiva a una neoplasia primaria o metastásica, o bien la primera manifestación de una enfermedad sistémica y, por tanto, una clave diagnóstica, la referencia oportuna para diagnóstico e inicio del tratamiento es fundamental.8

Glaucoma agudo

El ataque agudo de glaucoma es una afección que se desarrolla cuando el tejido periférico del iris bloquea el ángulo iridocorneal, aumentando bruscamente la presión intraocular.3-5 La midriasis producida en condiciones de baja iluminación a menudo desencadena o empeora el cuadro. El paciente presenta ojo rojo asociado a dolor ocular intenso, cefalea acompañada de náusea y vómito, disminución de la agudeza visual, pupila arrefléctica en midriasis media e hipertonía ocular ocasionada por el aumento súbito de la presión intraocular habitualmente por arriba de los 40 mm Hg (Figura 61).9 Este cuadro es considerado una de las pocas urgencias en oftalmología por lo que el paciente se debe referir inmediatamente al oftalmólogo. El diagnóstico precoz y el tratamiento urgente son fundamentales para evitar el deterioro de la función visual.

Figura 61

Glaucoma agudo. Edema corneal, pupila en midriasis media.

Glaucoma agudo. Edema corneal, pupila en midriasis media. Fuente: archivo fotográfico propio.



Referencias


  1. Howard M, Leibowitz D. The red eye. NEJM. 2000;343(5):345-351.
  2. Cronau H, Reddy R, Mauger T. Diagnosis and management of red eye in primary care. AAFP. 2010;81(2):137-144.
  3. Mahmood AR, Narang AT. Diagnosis and management of the acute red eye. Emerg Med Clin N. 2008;26:35–55.
  4. Wirbelauer C. Management of the red eye for the primary care physician. Am J Med. 2006; 119(4):302-6.
  5. Gilani CJ, Yang A, Yonkers M. Differentiating urgent and emergent causes of acute red eye for the emergency physician. West J Emerg Med. 2016;18(3):509-517.
  6. McGavin DD, Williamson J, Forrester JV, Foulds WS, Buchanan WW, Dick WC, Lee P, MacSween RN, Whaley K. Episcleritis and scleritis. A study of their clinical manifestations and association with rheumatoid arthritis. Br J Ophthalmol. 1976 Mar;60(3):192–226.
  7. Austin A, Tom Lietman T, Rose-Nussbaumer J. Update on the management of infectious keratitis. Ophthalmology. 2017 Nov;124(11):1678–1689.
  8. Shih-Chou Chen, Shwu-Jiuan Sheua. Recent advances in managing and understanding uveitis. Version 1. F1000Res. 2017;6:280.
  9. Petsas A, Chapman G, Stewart R. Acute angle closure glaucoma – A potential blind spot in critical care. J Intensive Care Soc. 2017 Aug;18(3):244–246.